RENATA ALARCON y su exploración entre la pintura y la escultura

Por Maximiliano Pelozo

 

Renata es una artista plástica con un presente inmejorable y una carrera en ascenso. En esta entrevista nos contó qué se trae entre manos.

En una soleada tarde de la Ciudad de México nos recibió en su taller, Renata Alarcón, artista mexicana, de 27 años. Luego de mostrarnos su espacio de creación y algunas de sus obras en proceso, nos acercamos a un café a platicar sobre su obra, su historia, y sus planes a futuro.

¿De dónde proviene el nombre The Moon Proyect?

Yo me siento un poco como la Luna, que nunca se ve igual, está en constante cambio, tiene diversas facetas, y es donde podemos encontrar la oscuridad y la luz.

Por otro lado me fascinan los círculos, que están muy presentes en mi obra. Me gusta esa figura geométrica, la cual puede representar el principio y el fin.

La Luna también está muy ligada a lo femenino, creo que me representa de muchas formas.

¿Cuál es tu primer contacto con el arte?

Ya de niña me apuntaba a cursos de arte, pintura, cualquier cosa donde pueda estar creando. Me encantaba la idea de estar haciendo cosas con mis propias manos.

Así mismo, mis bisabuelos eran orfebres y durante toda mi infancia pasé mucho tiempo en sus talleres en La Guerrero. Recuerdo que sentía una especie de miedo y fascinación al bajar por las escaleras y llegar a ese taller oscuro y sucio pero genial y hermoso a la vez, y encontrarme con los diferentes elementos que fabricaban, trofeos, candelabros y demás.

Me gustaba ver trabajar a mis tíos y estar con contacto con los metales y materiales. Yo no sé si en ese momento entendía bien pero sin dudas era algo que me cautivaba.

Con el tiempo sólo uno de mis tíos quedó trabajando en esos talleres, y es quién en la actualidad me ayuda con algunas de mis piezas en ciertas ocasiones.

En mis obras busco rescatar un poco esos oficios artesanales, que existen en todo México, que son tan bonitos pero que han sido olvidados o relegados.

¿Qué te llevó a convertirte en artista?

Yo trabajaba en un estudio donde se hacían collages digitales e ilustraciones con diversos fines, por ejemplo portadas de revistas y de libros. Al comienzo estaba en la parte administrativa, pero poco a poco me fui interesando e involucrando más en el proceso creativo, allí fui adquiriendo muchas herramientas de composición y estructura, utilización de colores y demás. En ese momento entendí que era lo que me gustaba hacer.

Por lo tanto, comencé a colaborar en cada uno de los trabajos, siendo parte la producción de las diversas obras y con el paso del tiempo fui encontrando mi propio estilo.

Anteriormente yo había estudiado diseño de interiores y siempre tuve interés por la arquitectura, por lo que esto no me resultaba ajeno y me sirvió como plataforma.

En el 2020, con la llegada de la pandemia, comencé a replantearme varios aspectos de mi vida y entre estos, la posibilidad de vivir del arte. Debido a esto comencé a realizar mis propias obras. Al comienzo era muy crítica con mis trabajos y conmigo misma, pero cuando comencé a mostrarlo a otros artistas y al público en general, me encontré con respuestas muy positivas y que mi obra era muy bien recibida. Ahí comprendí que era mi oportunidad de comenzar a andar mi propio camino.

¿Cómo fue la evolución de tus primeras obras a la actualidad?

Al principio mis primeras obras continuaban con la misma línea que venía trabajando; es decir, seguía moviéndome dentro del collage digital y analógico, que era un área donde me sentía segura. Luego empecé a experimentar añadiendo nuevos elementos como pintura, metales y otros materiales.

Con el correr del tiempo fui alejándome de mi zona de confort y me permití estar más en contacto con los elementos y darle lugar a un trabajo más manual, más artesanal. Estudié joyería y allí descubrí que podía combinar esta disciplina con las que ya contaba anteriormente. En eso encontré mucho valor y logré acercarme más a lo que quería transmitir en mis obras.

En este último tiempo comencé a abstraerme un poco más en mis trabajos. He ido buscando y encontrando distintos significados en el lenguaje que se gesta entre las figuras geométricas y los colores, y ahí es donde aparece la verdadera riqueza de la obra, en ese andamiaje.

Soy una persona que está constantemente en movimiento, en constante búsqueda, y eso intento transferirlo a mi obra.

En tus últimas obras están muy presentes el color dorado y el natural, ¿a qué se debe esta elección?

La intención es que mi historia vinculada a la orfebrería se manifieste en mis trabajos, es por eso que aparece el color dorado, el cual proviene del metal que utilizo que es el latón, y el color natural resulta del lino. Creo que son colores que contrastan y conviven muy bien, en armonía. Hallo demasiada belleza en los colores naturales, así como también en los materiales en su estado natural.

¿Qué importancia tiene en tus obras la dialéctica que existe entre la obra y la persona la que observa?

Para mí es fundamental el dialogo que existe entre la obra y quién observa, y cómo esta comunicación va variando constantemente con el correr del tiempo.

En mi serie “El vacío de las cosas” trabajé con el latón sin pulir, esto hace que el observador no vea su reflejo en el metal y se encuentre frente a su propio vacío. En contraposición, en “Transiciones” el latón tiene un trabajo de pulido para que puedas reflejarte en él, es una obra dinámica, donde el reflejo va cambiando de figura y forma con el paso del tiempo.

Al fin y al cabo, el tiempo es lo único que existe.

¿Dónde nace la inspiración y quiénes son tus referentes artísticos?

Me inspiro mucho en la arquitectura y en el diseño, me gusta observar los diferentes objetos y sus formas, los muebles y materiales de una casa; así mismo la naturaleza me resulta un espacio plenamente inspirador.

Otro lugar donde hallo inspiración es en la literatura, suelo leer sobre teología, psicología, filosofía, tarot. También soy amante del cine y tomo muchas cosas de ahí. En definitiva, considero que lo que más me inspira son los momentos de la vida que voy transitando.

De mis referentes artísticos podría decirte Rothko o Damien Hirst, pero realmente tengo muchos amigos artistas y esas son las personas que más me inspiran.

¿Cuál es tu proceso creativo?

No tengo un proceso creativo determinado. Creo que todo comienza en la búsqueda de los materiales que quiero utilizar, me encuentro frente a ellos y trato de interpretar lo que me quieren transmitir, o cómo pueden llegar a convivir entre sí. La idea puede surgir antes, viniendo de un sueño, de algo que observé o escuché, puede provenir de cualquier lado, y en ese caso tomo nota. Pero también en el proceso propiamente dicho puede nacer la idea, y en otros casos puede llegar al final. Nunca funciona de la misma forma.

¿Cuáles son tus próximos pasos?

A futuro quiero incursionar más en la escultura, que si bien tengo algunas hechas, me gustaría explorar más ese terreno. También estoy comenzando a trabajar en cuadros de mayor tamaño, hace poco terminé uno de un metro y medio por metro y medio, lo que me resultó un desafío emocionante. Deseo que mis próximas obras sean de esa misma envergadura o más grandes aún.

 

 

Para conocer más sobre la obra de Renata Alarcón: @themoonproyect_ra

 

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