Por Fernando Famania.
La magia de junio
El 7 de junio del 2015 ocurrió algo que sólo puede ser descrito como mágico. Si, las elecciones intermedias en las que México ejercerá la democracia plena y elegirá a quienes serán sus representantes durante los siguientes años. Pero la magia no reside en esa acción electoral, sino en todo lo que, hasta ese día, englobó los esfuerzos de todos los candidatos y partidos que buscaron “acercarse” al electorado y convencerlos de otorgarles su voto.
No puedo más que esbozar una sonrisa (no burlona, sino de ironía) al recordar los esfuerzos en comunicación de nuestros estimados candidatos. ¿De verdad creen que las pancartas, carteles, espectaculares, flyers, botones y demás propaganda funciona en pleno siglo XXI? ¿Tan rezagados se quedaron en sus ideas de cómo es que la gente se informa hoy en día? Que esto funcione como filtro para futuras elecciones, no es posible votar por un candidato que cree que acciones que funcionaron en 1940 son efectivas el día de hoy.
Pero ese no es el tema, sino de lo que ocurrirá con la gran mayoría de quienes muestran la cara, felices, en cada poste, árbol y esquina de la ciudad. Finalmente, la TV, radio y demás medios masivos volverán a pautar sus spots normales y los anunciantes volverán a ser los amos y señores de las frecuencias. Mientras, mágicamente, todos esos aspirantes a servidores públicos que no ganaron, irán directo al rincón del olvido de la sociedad. Así, como por arte de magia…
Ojalá y así también desaparecieran todas esas toneladas de basura electoral que dejarán “olvidada” en las calles, pero no. Serán los que no votaron por ellos quienes se encargarán de deshacerse de este ejercicio publicitario tan inútil, que hasta sus protagonistas lo saben.
Que manden a sus directores de campaña a estudiar comunicación a colegios con planes de estudio renovados y actualizados.