Nissan, reflexiona sobre los mitos y realidades que enfrentan las mujeres del siglo XXI

Sin juicios, sin etiquetas y con total independencia, es como Claudia Rodríguez Reyes, directora de Mercadotecnia de Producto de Nissan Mexicana, concibe al entorno social que dará pie a la reducción de la brecha de género, hasta alcanzar total equidad entre hombres y mujeres.

Equidad – que se refiere a pago igualitario por el mismo trabajo; e igualdad de oportunidades – es la finalidad del movimiento que continúa vigente y con el que Claudia se identifica, y en la que tanto hombres como mujeres pueden y deben tener injerencia.

A continuación, la líder de una de las áreas estratégicas de Nissan en México, nos comparte su reflexión sobre los mitos y realidades de aquello que tanto la sociedad, como el mundo corporativo, tenemos obligación de evaluar y establecer, con el fin de asegurar oportunidades equiparables para ambos géneros:

“Soy feminista. Partidaria siempre de un feminismo bien entendido, en el que hombres y mujeres participan y actúan libremente en favor de la equidad y de la independencia de las mujeres en el ámbito económico, social y emocional; y que nada tiene que ver con posturas extremistas o conversaciones vagas acerca de un lenguaje inclusivo, sino con acciones que se traducen en cambios reales”

Las mujeres en pro de la causa feminista tienen una visión totalmente diferente de lo que hoy la gente concibe como feminismo; un término al cual se le han asignado connotaciones negativas y desatinados calificativos que hacen comparación con un momento histórico definido por el genocidio y la segregación.

Nada de ello dista más de la realidad, por el contrario, el feminismo genuino se basa en la diversidad, la inclusión, la autonomía y la libre elección; donde la independencia económica, social y emocional son el eje rector.

El feminismo juega un rol clave en el desarrollo de las condiciones que pondrán fin al relego de las mujeres, y garantizarán el respeto a los derechos sociales, laborales y humanos a los que todas debemos tener acceso.

Se trata de la defensa de ideales que luchan por la equidad y la disolución de los estigmas femeninos, para que las mujeres puedan gozar de total libertad sobre su cuerpo, sus pensamientos y sus decisiones, en la misma medida que lo han podido hacer los hombres.

Aun habrá quien diga ‘eso ya no pasa, no existe’, pero si estas personas salen un poco de su campo de acción, se darán cuenta de la realidad de millones de mujeres en pleno siglo XXI y encontrarán casos que al final del día no les resultarán ajenos.

Provengo de una familia nuclear conformada mayoritariamente por mujeres, en donde la idea ‘no puedes por ser mujer’ nunca estuvo presente, pero conforme fui creciendo me di cuenta de la realidad de mi entorno y de la existencia de una concepción social muy arraigada que, en consecuencia, ha llevado a mujeres que podrían haber dominado el mundo, a poner fin a sus carreras para seguir un expirado modelo de roles de género.

En este sentido, el feminismo no señala a una mujer dedicada a la maternidad y el hogar, sino que busca asegurar que sea una elección personal y por convicción, que le proporcione los mismos derechos e independencia económica y emocional que si hubiese decidido dedicarse a otra profesión.

La maternidad es una realidad del género femenino, y elegirla no hace a una mujer menos profesional, así esté en un momento ascendente en su carrera. Lo que sí es verdad, es que la velocidad se reduce, es normal, las prioridades cambian radicalmente y eso tampoco está mal.

Lo más importante es que seamos conscientes que esta desaceleración es temporal, pasa, todo se vuelve a acomodar, y tener la libertad de elegir nuevamente qué camino seguir marca totalmente la diferencia.

En lo que corresponde al mundo corporativo, tenemos la responsabilidad de brindar a los colaboradores herramientas y beneficios que propicien esta libertad de elección. Políticas de Parentalidad como la que gozamos en Nissan, permiten a las mamás y papás ausentarse para disfrutar una etapa inigualable en la vida.

Para las mujeres que recién comienzan su carrera o están en un momento decisivo dentro de ella, deben saber que hay dos elementos que serán su mejor herramienta para hacer frente a al competitivo mundo laboral: los resultados y el networking; sobre todo redes de apoyo entre las mismas mujeres, donde compartir sus experiencias siga contribuyendo en favor de la independencia y la equidad.

Es momento de hablar de talento y no de género. No se trata de cumplir cuotas, sino de fortalecer una meritocracia en la que los procesos sean transparentes y se compita de forma imparcial. Como compañías, estamos en la obligación de hacer una revisión al interior, diagnosticarnos y actuar en consecuencia.

Las políticas de contrataciones, promociones y ofertas salariales de Nissan establecen que las oportunidades se presentan con base en el talento, experiencia y desempeño, sin distinción de género, poniendo fin a que los hombres sean mejor remunerados y con mayores oportunidades que las mujeres. Situación que desafortunadamente sigue ocurriendo en otros ámbitos.

En Nissan tenemos una mentalidad enfocada en la diversidad, la cual incluye no solo el género, sino también la preferencia sexual, religión, raza, generaciones, entre otros. Así es como está conformado nuestro equipo de Mercadotecnia, con personas distintas entre sí y provenientes de contextos diversos, en donde la inclusión y variedad de opiniones se ha convertido en una gran fortaleza.

Cuando tienes diferentes formas de pensar en un grupo, la conversación se enriquece muchísimo y toma particular relevancia puesto que nuestros clientes y las audiencias no provienen de un mismo molde, como tampoco la hace la competencia, ni la sociedad en general.

Finalmente, en conmemoración del día Internacional de la Mujer hago una invitación a fomentar desde la infancia una educación sin etiquetas, a que encuentren en nosotros el mejor ejemplo y desarrollen la fortaleza necesaria para hablar de lo que quieran hablar, ser como quieran ser, tener control y decisión sobre su vida, siempre con seguridad, pero sin condicionantes.

Está bien leer a nuestras hijas cuentos de hadas y princesas para que echen volar la imaginación, siempre y cuando las hagamos conscientes de que son eso, tan sólo cuentos, y que a veces el príncipe puede ser de otro color o no haber príncipe, o que ellas se identifiquen con el príncipe, y sepan que eso también está bien”.

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