Por Maximiliano Pelozo
Así como el tequila ha logrado convertirse en uno de los cinco productos más exportados de México en los últimos quince años, ahora parece ser el turno de otra bebida espirituosa derivada del agave, el mezcal.
Hoy nos adentraremos en el mundo de esta bebida ancestral de la mano del mezcal Montelobos, del Grupo Campari.
Cuenta el mito que el origen del mezcal se produjo cuando un rayo, al golpear un agave, hizo la primer cocción o tatema. Por esto es considerada una bebida llegada del cielo.
Existen diversas teorías sobre cómo se desarrolló esta bebida, una de estas afirma que en su llegada a México, los españoles fueron quienes realizaron la primera destilación. Por otro lado, otra teoría afirma que algunos pueblos mesoamericanos ya conocían y trabajaban este proceso.
En otro orden de ideas, otros indican que posiblemente la primera destilación de mezcal fue de la mano de los primeros marineros filipinos, quienes llegaron al país con el galeón Manila en 1570 y que estos trajeron consigo técnicas y alambiques de su país natal. Con su llegada a México los filipinos establecieron plantaciones de cocos en la costa oeste del país; con estas realizaban un néctar de coco llamado lambanog que era obtenido a partir de la fermentación de la mezcla de cocos. La teoría señala que las primeras destilaciones del mezcal tuvieron lugar en la zona de Colima y fue en estas costas en donde se dieron las plantaciones de cocos filipinos. De todos modos, sólo son teorías.
La palabra mezcal proviene del náhuatl mexcalli, compuesta por metl (maguey) e ixcalli (cocido). Por tal razón, se llama mezcal, ya que se elabora a partir de la destilación del corazón del maguey.
El mezcal es obtenido de la destilación de los azúcares derivados de cualquier especie de planta de agave, mejor conocida como maguey, que crece a través de todo el territorio mexicano especialmente en lugares como Zacatecas, Durango, Guerrero, Michoacán, San Luis Potosí, Guanajuato, Tamaulipas y Oaxaca. Las distintas clases de mezcal dependen del maguey, el clima, la técnica de destilación y del recipiente donde se le deja reposar.
Hoy presentamos dos de las etiquetas de la familia Montelobos: Espadín y Ensamble. Estos mezcales provienen de los estados de Oaxaca y Puebla.
Exploremos su más importante oferta a todos los amantes del mezcal: un extenso e intrincado laberinto de sabores y olores que son elegantemente integrados para brindar experiencias distintas en cada degustación.
En la cata de ambos mezcales podemos notar que el Espadín es a la vista totalmente cristalino con brillos perla, mientras que al olfato presenta notas a tierra mojada, pasto recién cortado, miel, cítricos, espárragos y notas de humo provenientes del cocimiento en horno cónico de piedra del agave angustifolia. Respecto al gusto, sentimos en primer momento una entrada dulce con un perfecto balance entre el maguey cocido y verde, con notas de frutos secos.
Por su parte, el mezcal Ensamble nos permite ver un producto de cuerpo medio, brillante con destellos plata azulados, al olfato se presenta con notas cítricas, sutiles notas de tierra mojada y ligeras notas de agave cocido en horno bajo tierra, bouque ahumado, así como notas de agave verde sustentable cultivado desde semilla. Al paladar es en primer momento una entrada con notas cítricas y herbales, alcaparras, nuez moscada, pimienta rosa, manzanilla y manzana confitada, logrando un perfecto balance entre dulzor y acidez.
Descubrir los orígenes de un líquido con tal trascendencia como lo es el mezcal, sin lugar a duda nos hace vivir una experiencia única.
Para obtener más información sobre estas ancestrales bebidas, sigue las redes sociales Montelobos @montelobos!
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