Por Conexión360.
En todo el mundo la cerveza es sinónimo de fiesta, reunión entre amigos y uno de los infaltables en cualquier celebración. Fue por ello que en 2007 Jesse Avshalomov junto a Evan Hamilton, Aaron Araki, y Richard Hernández, conocedores de esta bebida, instauraron el 5 de agosto como fecha oficial para la celebración del Día Internacional de la Cerveza. Sin embargo, desde el 2012, debido a la demanda popular del día, se cambió el festejo para el primer viernes de agosto.
Gracias a la visibilidad de las redes sociales y al fiel compromiso de los amantes de la cerveza, esta celebración abarca hoy en día 207 ciudades, 50 países y 6 continentes, ofreciendo la oportunidad de explorar las cervezas de otras naciones y disfrutar de un placer compartido por todo el mundo.
La cultura popular ha dejado claro que para disfrutar de una buena cerveza sobra creatividad, de ahí la variedad de rituales y costumbres en diferentes lugares del planeta. Los belgas por su parte son cuidadosos al elegir la cristalería, ya sea jarra, cáliz o tulipa.
Según el Maestro Sommelier de la cerveza Marc Stroobandt, en muchos países europeos la espuma de una cerveza es tan importante como la cerveza en sí.
Stroobandt revela que los belgas no aceptan una cerveza sin una espuma óptima que permita disfrutar más de sus sabores y aroma. Lo mismo ocurre con los alemanes, que son especialmente rigurosos para esta regla en el Oktoberfest, la fiesta internacionalmente popular celebrada en Munich cada año.
En Europa Occidental, por ejemplo, las cervezas con sabores afrutados y a base de trigo son mucho más consumidas en verano, mientras que las cervezas de sabores intensos, oscuras, amargas y elaboradas con malta de cebada tostada son las reinas de las temporadas invernales.
En México las cervezas tipo lager suelen ser las más comunes en el verano por ser ligeras, la carbonatación y el suave amargor que proporciona el lúpulo refrescan al instante, sobre todo en esta época cuando se acostumbra mezclarla con limón, sal y chile, escarchando el vaso, una combinación que resulta exótica para los fans de la cerveza más tradicionales.