«Fuerza y corazón: las mujeres en las empresas familiares»

Por C.P.C y M.I José Mario Rizo Rivas

 

En nuestro país, las mujeres participan de manera cada vez más activa en todo tipo de empresas, sobre todo las familiares, ¿estamos listos para darles el lugar y el aprecio que se merecen?

 

 

En nuestro país, las empresas familiares constituyen el 90 por ciento de las compañías que día a día proveen de empleo y sustento a millones de personas; en esta ocasión en particular me gustaría hablar un poco más sobre un miembro de toda familia empresaria que gracias a su labor, ya sea desempeñando un puesto dentro de la empresa o como cabeza de la faceta personal de un fundador o sucesor.

 

En México, tres de cada cinco nuevas pymes son comandadas por mujeres, quienes según el INEGI aportan el 37 por ciento del Producto Interno Bruto de nuestra nación, a pesar de existir una (cada vez más ligera, pero todavía real) brecha entre las percepciones salariales entre ambos géneros.

 

Asimismo, ellas aportan un sentido de continuidad en toda empresa familiar; son quienes mantienen unidos a los miembros de la familia empresaria, acompañan al fundador o son ellas mismas quienes decidieron fundar la compañía, permitiendo que las relaciones se fortalezcan y, en consecuencia, lo haga su empresa.

 

Los talentos del género femenino son muchísimos; con sus sobradas excepciones, son ellas las que poseen una mayor inteligencia emocional para balancear las dos ramas de toda empresa familiar, precisamente la empresa y la familia; cuando son esposas o madres de familia, son ellas quienes normalmente se encargan de la crianza de los niños, apoyando a sus maridos a sentirse seguros de que en el frente personal tienen una comandante que procura que todo marche en orden, además de ser ellas quienes educan a los niños en el entendimiento de la importancia de la empresa, forjándolos para que en un futuro sean buenas opciones de sucesión.

 

Por otro lado, si participan en la empresa tienen una visión más enfocada gracias a que en promedio cuentan con más estudios superiores que los hombres, suman sus habilidades en el manejo de las finanzas, son mejores pagadoras de las deudas, cuidan las relaciones interpersonales y ayudan a mantener la armonía, pues entienden a la perfección la importancia del valor humano de la empresa. Y si ellas mismas son fundadoras o directivas, a su sueño pueden sumarle una enorme cantidad de aspectos positivos que juegan a favor de su éxito y permanencia.

 

Mi pregunta para todos los colegas directivos de empresas familiares es: ¿estamos aprovechando al máximo este caudal de cualidades que sólo puede sumar a nuestras compañías? ¿El ambiente laboral de nuestras empresas es el adecuado para que todos los miembros de la familia que tengan capacidades, ya sean hombres o mujeres, desarrollen todo su potencial? A los hombres, que contamos con privilegios a veces imperceptibles, nos toca la responsabilidad de promover entornos en los que realmente alcancemos una equidad en todos los sentidos, promoviendo que las mujeres se desempeñen en los puestos que merecen gracias a sus habilidades.

 

Foto cortesía.

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